lunes, 12 de marzo de 2012



Artículo:

Autor:Lorenzo Barnó y Agnieszka Stepien
Título: Pablellón de España en la exposición de Bruselas. Corrales y Molezún, 1958
Revista, libro:Arqui-lectura
Editorial,  pagina web :  Blog de Stepien y Barno
Año de publicación: 2009

Resumen:

La Exposición Universal de Bruselas (Bélgica) del año 1958, fue la primera celebrada tras la Segunda Guerra Mundial, bajo el lema “Por un mundo más humano”. Se trató sin duda del mayor foco cultural desde el comienzo de la Guerra Fría, ocasión que aprovecharon los países de uno y otro bloque para mostrar sus últimos logros o mejorar su imagen internacional. El lugar elegido para levantar la explosión fue el mismo donde ya anteriormente se había celebrado otra en 1935 y que pasó sin pena ni gloria.

 La ausencia de un trazado geométrico para ubicar los pabellones como había sido costumbre hasta ese momento y la proliferación de edificios cada vez más estrambóticos y escultóricos hizo denominar a la feria “la exposición de las cubiertas”.

La obra de Corrales y Molezún era una intervención mucho menos llamativa que el pabellón de Le Corbusier  y acorde con el lema de la exposición. Se hacía de la discreción y la mesura (al igual que lo hiciera Sert en Paris en 1937) el “leit motiv” del proyecto. Nuestros protagonistas ganaron el Primer Premio en la Exposición Universal de Bruselas y se consideró al pabellón uno de los mejores edificios de la arquitectura española del siglo XX.

En este proyecto se planteaban por un lado que se pudiese adaptar a una orografía complicada y por otra que el pabellón fuese recuperable, desmontable y transportable. Y esto es precisamente lo que se planteó con una propuesta basada en un único hexágono metálico (de agrupación más o menos libre), realizado con bastidores de aluminio en las fachadas y piezas ligeras tipo “durisol” para la cubrición de la cubierta.

Era imprescindible conservar la diafanidad y transparencia del bosque de sutiles troncos de palmera industrial. Era un espacio articulado, vibrante y tranquilo, gris y austero, y casi pobre, industrial y místico.”
La cubierta que acoge estas vidrieras, se realiza estructuralmente en forma de paraguas con pendiente hacia dentro sostenida por columnas metálicas tubulares de 15 centímetros que hacen de desagüe para terminar descargando el peso del edificio al terreno en un punteado de mínimas zapatas de hormigón armado que soportan el bosque de pilares.

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